Demóstenes ¿Tenía un labio leporino?

Artículo de la revista Gaceta Dental – diciembre 2001

La doctora Sonia Mendoza de Rojas y su hijo, el doctor Pablo Araneda Mendoza, dentista colegiado en Málaga, suscriptores de Gaceta Dental, nos envían el siguiente comentario a la sección “La mirada en el espejo” de nuestro colaborador y miembro del Comité Científico de Gaceta Dental, doctor Julio González Iglesias: «En la revista Especial Verano aparece vuestro escrito acerca de Demóstenes y pensé haceros una aportación de mi parte en ese tema.

Como trabajadora de años en Ortopedia Maxilar o rama más conocida como Ortopedia Funcional de los Maxilares, me ha parecido adecuado darle, digamos, otra perspectiva.

Mi trabajo antes de dedicarme por completo a la Ortopedia Maxilar (tengo un pequeño libro publicado en España, 1997) era y sigue siendo en Cirugía, aunque ya sólo en forma esporádica, pues estoy actualmente en vías de retirarme.

Bien, ahí va: por las fotos expuestas (nunca ví antes imágenes de Demóstenes) pero sí he visto a muchos, muchos pacienticos pequeños y grandes con fisura de labio o labio leporino y claro, a mi parecer, no dan esa imagen.

Opino que Demóstenes sólo sufría de una micrognasia exagerada, casi como un Síndrome Pierre Robin y, claro está, esta anomalía del desarrollo trae concomitante a ella algo muy lógico, las dislalias, ya que la lengua falta de desarrollo es torpe, con escasa movilidad, habilidad, etc.

En Ortopedia Maxilar (en adelante OM) decimos que “la función crea al órgano y el órgano da la función”. Esto implica que si se incita al desarrollo de lo no desarrollado, que es la intención de la OM, no sólo crecen las praxias inmaduras, sino que la función se normaliza.

Es así como en mis charlas he hablado, casualmente, del caso de Demóstenes, a quien dicho sea de paso, considero, sin él saberlo, Padre de la OM. Él ponía guijarros en su boca, me gustaría creer que con la inteligente intención de hacer lo mismo que hacemos en OM con los aparatitos sueltos y flojos en boca, vale decir: “crear una incomodidad al organismo y conseguir que éste la supere recurriendo a todas sus habilidades de vida, luego de un tiempo cuando el organismo supere el escollo externo, se retira el escollo y se constata que el problema se acabó”, algo parecido a cómo funcionan las vacunas y la homeopatía también.

Pienso que Demóstenes usó los guijarros en boca para obligar a la lengua a mayores esfuerzos y de este modo, pasado un lapso de tiempo, al retirar los guijarros, la tartamudez había desaparecido. Por eso sostengo que Demóstenes, sin saberlo, es el padre de la OM.

En OM eso es justamente lo que hacemos al colocar aparatitos en boca, dejamos que el niño o persona de cualquier edad juegue con el aparato en boca, lo hace constantemente en forma refleja. De ese modo, los músculos trabajan, se mueven más, desarrollan, crecen y guían al hueso a su crecimiento que le faltaba, las praxias orales se acomodan y la función se restablece.

Niños, por ejemplo, con micrognasia marcada, aun con Síndrome Pierre Robin, han salido airosos de su mal, fácil y rápidamente (de 1 a 3 meses), un simple activador Andressen en boca salva de una enfermedad asmática severa y lo hace en forma definitiva, ya que las praxias orales una vez desarrolladas no pueden retroceder.

Puedo indicarle libros interesantes como Biología de la boca, del doctor Ramón Torres (Argentina), y otros como los trabajos del doctor Pedro Planas (España) o trabajos como el del doctor Jaime Fridman (Brasil) sobre fisurados (no tengo literatura de ellos, pero si le interesa algo de esto tal vez pueda conseguirlos).

Bien, ha sido un gusto compartir mis opiniones con ustedes. Un gran saludo desde Marbella, donde residimos mi hijo y yo.»